domingo, 27 de julio de 2014

Alerta en la zona de confort.

Siempre me sentí un bicho raro, pero de los raros, raros. De nunca se me ha dado bien hacer nuevos amigos, a veces soy muy antipática y otras soy muy agradable pero sin embargo me cuesta demasiado coger confianza. Creo que por eso he sido una pardilla toda mi vida. "Cris no te conviene hablar con ellos", "Cris no te metas", "Cris no sabes cómo son", "Cris lo estás haciendo mal". Eso es todo lo que oigo cada vez que conozco gente nueva. ¿Cómo quieren que confíe en una persona cuando me están diciendo todo eso por detrás? Debo reconocer que en muchas ocasiones no se equivocaban y me he pegado de lleno con la realidad, pero me gusta idealizar todo, ver sólo las cosas buenas, y eso es malo. 

Lo que antes de pequeños llamábamos "jugar", no es lo mismo a estas edades. A mi edad "jugar" tiene una acepción malévola, maliciosa, perversa, vil, cruel. Y digamos que no soy partidaria de "jugar" a estas edades, porque está mal hacerlo con la gente que quieres (o dices querer) y que te quieren. 

Me sabe mal todo esto, jamás me he abierto a una persona tanto como con él, le he contado cosas que nunca conté a nadie, le hablé de todo esto, de mis pensamientos y mis preocupaciones, lo mejor es que él parece entenderme, escucharme (eso quiero creer a pesar de todo). ¿Mentir o decir la verdad? Obviamente prefiero la sinceridad, pero si lo que quieres es jugar, búscate otra persona, este bicho raro no está para hacerle más daño del que lleva ya.

Quiero creer, pero no sé si debo.
C.

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