lunes, 18 de mayo de 2015

Es el momento de tomar aire y conservar el aliento. Superar que estuviste aquí (o que ya no estás), guardar tus abrazos y encontrar en los míos impresiones de ti. Encontrar la calma y saber apreciarte desde aquí. No encontrarme tan vacía en esta cama que ahora se ha quedado demasiado grande o quizá he sido yo la que se ha vuelto más pequeña. Acordarme de cuando llenabas el espacio de mis dedos con los tuyos, de cuando decías que mi anatomía era la octava maravilla y de cuando hablabas de tu perdición constante entre mis lunares. Después de todo te tengo presente, a cada paso que doy por este piso al que llamábamos hogar, en los cuadros de estas paredes, en las tazas con posos de café de cada mañana... Tú, que supiste valorarme objetiva y subjetivamente, me hiciste ver que para hacer el amor basta con estar enamorado y que no son los actos físicos, sino los psicológicos los que nos hacen recordar la grandeza de las personas. Sé que nunca estaré demasiado lejos para sentirte, te encontraré cada vez que llegue a casa, te haré el amor cada noche, y respiraré por ti todos los días. 
C.