domingo, 12 de octubre de 2014

Amor a fuego lento.


          Quise pensar que lo que teníamos era un amor a fuego lento. Nuestro punto de salida empezaba en una mirada. Las caricias llegaban en el momento justo sin ser demasiado precipitadas. Los besos surgían sin necesidad de ser buscados. Cogernos la mano era un acto reflejo. Abrazarnos era una rutina que nos gustaba seguir. Las noches en vela por las ganas de no dormir, el sexo por el capricho de disfrutar de ti, de mí, de nosotros y las cartas por echarte de menos en exceso. 


         No me di cuenta, o no quise darme cuenta entonces. Que la imposibilidad de que vuelvas a verme con los mismos ojos es una fobia a la que temo desde el día que nos dejamos. Que eso de enamorarnos de desconocidos iba a ser tan duro. Los "te quiero" demasiado fáciles se me hacían tan difíciles. El hecho de esperarnos con la incertidumbre de saber si volverás o no, pero esperar. Pensar que abandonar es encontrarte de nuevo. Y esperar que, por buscarte, todavía sigas ahí.

C.