viernes, 2 de enero de 2015

Pleno.

Ella era tan completa que no le hacía falta más, nada más, nadie más. Ella por sí sola se complementaba a la perfección. Se conocía demasiado bien como para ser cierto, ella misma era su propia alma gemela. No existía otra igual. ¿Quién vino a decir que una mujer que está sola es porque nadie la quiere? Ella comprendió que el amor empieza en uno mismo. Y así hizo, se quiso como si nadie pudiera hacerlo jamás de ese mismo modo, se amó a sí misma hasta la saciedad porque el hecho de pensar que sólo una persona de los más de 7 mil millones de habitantes en el mundo pudiera ser capaz de igualar esa completitud que ella había logrado le aterraba. Entendió que la vida no estaba para esperar a que otra persona te quisiera en tu lugar. 

Ella, que buscaba lograr lo imposible, se armó de valor, se puso su mejor vestido que guardaba en el fondo del armario, y dispuesta a comerse el mundo, con una sonrisa sincera y brillante abrió la puerta del piso y salió reluciente gritando callada a la vida lo feliz que era ella, solo ella.

"Y es que al final, la relación más emocionante, difícil y significativa de todas es la que tienes contigo misma. Y sí, por casualidad, encuentras a alguien que te ame como tú quieres... Bueno, eso ya es fabuloso."

C.

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