martes, 22 de julio de 2014

Calurosas tardes de verano.

Parece que llegado el verano los segundos tienen complejo de minutos. El tiempo pasa mucho más despacio que de costumbre, pero pasa. Parece como si, por regla general, el verano se hubiera proclamado el único período de tiempo donde todos podemos descansar, la gente viaja a la playa con la familia, otros nos quedamos en la ciudad con los amigos, otros siguen trabajando, aunque con un poco más de tranquilidad. El verano nos da horas para nosotros, para buscar algo o a alguien con lo que sentirnos bien y disfrutar. Los estudiantes acabamos otro año más de duro trabajo y dejamos los libros de texto por noches de fiesta con los amigos (algunos también leemos libros). Con la luz del Sol todo parece más bonito y agradable, más "despejado". Yo misma me doy cuenta de ello, cada vez que salgo a la calle veo a la gente feliz, creo que de alguna manera el verano nos afecta interiormente, como si nos obligara a no estar en ningún momento tristes y eso me gusta porque nos da la oportunidad de sonreír, aunque el día haya ido mal.

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